Más de 30.000 familias han sido beneficiadas anualmente con las iniciativas de Vivienda Compensar. El desarrollo de proyectos integrales, que tiene un gran cubrimiento en diferentes corredores del país, ha sido una estrategia fundamental para contribuir al crecimiento del sector constructor y, al mismo tiempo, al bienestar de las comunidades. Carlos Andrés Rodríguez, gerente de Subsidios y Vivienda, explica en qué consiste esta apuesta
Después de pasar años débiles, el sector constructor se está preparando para buscar nuevas oportunidades de recuperación. ¿Qué perspectivas tiene sobre el desempeño de las edificaciones residenciales en el país?
Efectivamente hemos tenido unos años bastante difíciles en términos de crecimiento, debido a las variables económicas. Una de las consecuencias más notables la encontramos al mirar los índices de desempleo. Sin embargo, hay una serie de estrategias que buscan reactivar el sector.
Por un lado, tenemos las iniciativas del Gobierno desde el Ministerio de Vivienda. Por ejemplo, el capítulo de semillero de propietarios, que va a generar un impulso significativo en todo lo que tiene que ver con el mejoramiento habitacional y el desarrollo.
De igual manera, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural está planteando unas estrategias interesantes que van a recomponer la producción de vivienda en el sector rural. Mientras tanto, a nivel local, la alcaldía viene anunciando la articulación de macroproyectos, como Lagos de Torca y Usme.
La participación de la Vivienda de Interés Social también es significativa, estos planes parciales tienen la perspectiva de generar más o menos 100.000 viviendas que van a ayudar a jalonar todo el sector.
Desde Compensar, hemos venido construyendo una red de aliados con diferentes constructores para desarrollar Vivienda de Interés Social. Actualmente estamos jalonando diferentes corredores entre Bogotá y Cundinamarca, como una apuesta por integrar la capital y la región.
Tenemos injerencia en el mercado desde tres perspectivas, esto hace que, como caja de compensación, podamos tener un mayor impacto. Por un lado, tenmos un pie en la gestión de la demanda, es decir, no solamente nos concentramos en generar oferta, sino en ayudar a que las familias puedan adquirir vivienda.
Para ello, activamos herramientas financieras y tenemos el subsidio que entregamos a las familias de menores ingresos. Adicionalmente, ofrecemos una línea de crédito hipotecario con una tasa bastante competitiva, así como cuentas de ahorro programado que no generan costo sino que, por el contrario, generan rentabilidad a las familias. Para fortalecer este proceso, ofrecemos acompañamiento y asesoría personalizada para que las familias encuentren la ruta que deben tomar para adquirir vivienda.
En el segundo capítulo, la gestión de la oferta, hemos generado alianzas con los constructores para desarrollar productos y servicios en función del déficit cuantitativo y cualitativo de nuestra población. Entonces, nos enfocamos en la generación de oferta en Vivienda de Interés Social nueva, pero también desarrollamos algunas líneas de mejoramiento habitacional para ayudar a hacer los acabados a las familias que compran sus proyectos y que, como están endeudadas, no han podido terminar. Adicionalmente, tenemos algunas líneas de arrendamiento social donde las familias pueden empezar a pagar la cuota inicial a través de su arriendo y así adquirir su inmueble. Igualmente, contamos con unas líneas de construcción de vivienda rural.
Por último, tenemos un capítulo grande de desarrollo social comunitario, en el que generamos proyectos de inmersión con la comunidad con base en cuatro líneas de intervención. Lo primero que hacemos es conformar grupos sociales de niños, adolescentes y adultos mayores, de acuerdo a los temas de su interés (cultura, ecología, danza, etc.), para hacer actividades que mejoren su calidad de vida.
Lo segundo es mapear cuáles instituciones educativas están en el territorio para trabajar en conjunto y garantizar el acceso a la educación. En tercer lugar, capacitamos a las personas que vienen a estos proyectos de ciudadanía y convivencia en todas esas herramientas y, sobre todo, en propiedad horizontal.
Asimismo, desarrollamos un capítulo fuerte de formación en liderazgo comunitario para que estas personas se apropien de la gestión de su espacio y sean ellos los que empiecen a gestionar esos proyectos.
Tenemos dos índices que miden nuestro impacto. El primero nos indica que llegamos a 30.000 familias anualmente desde la perspectiva de desarrollo social comunitario. Desde la gestión de la demanda, impactamos más o menos 10.000 familias. Y, desde la oferta, generamos aproximadamente 3.000 viviendas al año.
También estamos revisando constantemente la evolución de las familias que llegan a nosotros, en términos de acceso a la educación y servicios públicos; así como nutrición y mejoramiento de condiciones habitacionales, entre otros factores. La escala de esta medición va de 1 a 6 y nuestro promedio está más o menos en 4.7.
En Bogotá y Cundinamarca hemos invertido alrededor de $500.000 millones en diferentes proyectos. Nuestro foco es la Vivienda de Interés Social y lo que revisamos es el lugar donde están ubicados nuestros afiliados para invertir en las zonas donde consideramos que vamos a tener mayor cubrimiento.
Estamos trabajando fuertemente en todo el sector de Usme para jalonar esos proyectos de renovación urbana que se están presentando. También estamos conversando con la alcaldía de Bogotá para participar en los proyectos del Centro y en Lagos de Torca, que tendrán un cubrimiento importante en la zona norte.
Adicionalmente, hemos desarrollado proyectos en distintos corredores estratégicos, como en Funza y sus alrededores. Acabamos de lanzar un proyecto en Cajicá y tenemos otro en Tocancipá. La idea es generar oferta en lugares como Girardot y Silvania. Esta inversión no es solamente para vivienda, también generamos estrategias de bienestar, para tener una oferta integrada que mejore la calidad de vida.