La transparencia corporativa, que no es otra cosa que la apertura de las compañías al mundo exterior, es uno de los principales retos en la agenda de las empresas. Los stakeholders demandan mayor acceso y más información corporativa de la que hasta ahora recibían.
El concepto de transparencia corporativa no cobra el mismo significado ni ha sido aceptado a la misma velocidad en todos los mercados. En concreto, en los países nórdicos se han adaptado rápidamente a la ‘revolución de la transparencia’. Sin embargo, este desarrollo ha sido mucho más lento en otros lugares.
La razón principal reside en que probablemente las empresas nórdicas son globales a un nivel mucho más alto. Debido a que sus mercados nacionales son pequeños, las empresas se ven obligadas a exportar para poder expandirse. Como consecuencia, es imprescindible que estén vinculadas y conectadas a las demandas y tendencias internacionales.
Existe además una antigua tradición de transparencia en los países nórdicos, particularmente en Suecia y Finlandia, en la que el público y los medios de comunicación tienen acceso a todos los documentos y registros que pertenezcan o hayan sido emitidos por el Estado. Por el contrario, en muchos otros países se mantiene el principio básico de la confidencialidad, lo que implica que esta cultura de transparencia no se haya desarrollado de igual manera en todos los países.
A principios de este siglo, presenciamos un gran número de crisis corporativas, como la de Enron, y más recientemente, financieras, como Lehman Brothers, que han desencadenado una oleada de nuevas regulaciones, normativas y requisitos en la forma de revelar información, siendo una de las medidas principales el aumento de la transparencia corporativa.
Por otro lado, el crecimiento de la actividad comercial de las empresas ha sido clave en el incremento del foco que se ha puesto en este ámbito, creando la necesidad de aplicar políticas comunes en gobierno corporativo y comunicación.
La transparencia también se puede percibir en la globalización de los mercados de capitales. Actualmente, los inversores internacionales siguen muy de cerca sus inversiones, analizando las finanzas, la comunicación, el marketing y la gobernanza y esperan que las empresas se adhieran a las normas de internacionalmente aceptadas de transparencia, mientras las empresas se adaptan a esta tendencia con el fin de resultar más atractivas para la inversión.
El crecimiento de las TICs en los últimos 25 años alimenta este desarrollo de transparencia, al permitir a las empresas ser más accesibles y capaces de suministrar datos mucho más rápido. Otro factor que hoy conduce a un aumento de la transparencia es la Responsabilidad Social Corporativa. Los informes corporativos ya no se centran únicamente en los datos financieros, sino también en una amplia gama de información sobre temas medioambientales, sociales y de salud.
¿Es este desarrollo completamente positivo? Es muy positivo que las empresas sean menos reservadas y más abiertas al exterior, pero también se ha de ser cauto. Es necesario lograr un equilibrio entre el interés del público por la revelación de información y los costes y riesgos que puede tener una empresa al concentrar y distribuir su información.
Las empresas deben dejar que su política de comunicación de información se oriente por la necesidad de inspirar confianza entre sus stakeholders, incluyendo las comunidades y países en los que opera.
De esta manera la transparencia corporativa se convierte en un medio para posicionar a la empresa como miembro sensible y responsable dentro de la sociedad. Esta es, sin duda, la clave para atraer a los clientes y al mayor talento.
Charlotte Erkhammar, CEO del Grupo KREAB