Súbete, sin miedo, al bus de la tecnología

Por María Claudia Páez Mallarino, directora ejecutiva de APD Colombia

El exponencial desarrollo de la Inteligencia Artificial, IA, y en general de la tecnología, ponen en jaque nuestra “zona de confort” llevándonos a un área de incertidumbre, ansiedad y miedo, pudiendo producir, en algunos casos, una parálisis total de nuestros procesos productivos o el rechazo al cambio.

Esta situación afecta directamente nuestra confianza para enfrentar los retos que a diario nos impone la vida y, además, nos lleva a mantenernos apartados de la posibilidad de lograr un mayor crecimiento personal y profesional.

Si bien es cierto que la IA comienza a ingresar en áreas que afectan nuestros trabajos, también es cierto que este nuevo desarrollo es consecuencia del avance de la humanidad en el campo tecnológico, que llegó para quedarse.

¿Cómo enfrentar el miedo que nos genera? Este generalmente es producto del desconocimiento. Por esa razón el primer paso que debemos dar debe ir orientado hacia el aprendizaje de las herramientas: ¿Qué es? ¿Cómo podemos utilizarla para nuestro beneficio?

La primera acción es estudiar el objeto de nuestro temor. Aprender sobre los desarrollos de la tecnología, mantenernos al tanto de sus implicaciones y, sobre todo, reconocer nuestras fortalezas y debilidades frente a sus desafíos.

La segunda, consiste en analizar los conocimientos y valores que hemos adquirido a través de nuestro desarrollo profesional, estudio o experiencia, con el fin de ver, con nuestros propios ojos, cuáles habilidades dominamos para sobre ellas lograr salir airosos de situaciones que pueden parecer complicadas a priori.

La tercera, debe llevarnos a reconocer en la ética la mayor herramienta de poder que disponemos. Desde esta base el ser humano ha logrado prosperar en medio de las “peores amenazas” o “desarrollos” de la humanidad.

Utilizar la Inteligencia Artificial tiene como reto aplicarla a nuestra mirada ética de la vida. Tiene que ver con situar al ser humano por encima de las decisiones frías y demasiado ancladas en el procedimiento que puede tener una máquina. Debe estar orientada a servir al desarrollo empresarial y social sin pasar por encima del propio ser. Muchos gobiernos ya trabajan en la definición de los límites a los cuales puede llegar el proceso de pensamiento artificial.

Así las cosas, el siguiente paso más allá del miedo y el temor por los nuevos desarrollos tecnológicos, consiste en enfrentar decididamente sus retos y acercarnos a su conocimiento. No podemos ser como el avestruz que, según la creencia popular, mete su cabeza en un hueco creyendo que así se libera del peligro inminente que la acecha.

Los invito a estudiar y entender el vertiginoso desarrollo tecnológico con una mirada de aceptación y deseos de aprendizaje. No podemos dejar pasar la oportunidad de subirnos a este bus del desarrollo, sin el miedo a fracasar sino con la mirada en tomar el timón y dirigir nuestra vida hacia el futuro.