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¿Se puede asegurar que hay trabajadores incompetentes?

¿Tienes un incompetente en tu vida?

Claro que hay trabajadores incompetentes, de hecho, cualquiera de nosotros puede ser uno si está en un trabajo que no encaja con sus habilidades y capacidades. Por ejemplo, yo hoy soy un incompetente absoluto pilotando helicópteros ¡no tengo ni idea!

Nadie vale para todo ni para todas las empresas. Puedes ser válido en un puesto o actividad y ser un inútil en otra, e incluso en la misma función, pero en otra empresa donde los valores, las exigencias y las maneras de hacer sean diferentes.

Hablar de incompetentes es delicado y es fácil ofender a alguien sin querer, pero la realidad es que sí, los hay y muchos. Me atrevería a decir que incluso en altos directivos, ¡uno sospecharía que hasta puede que los haya en altos cargos políticos!

Lo grave es cuando hay dos incompetentes: el que no encaja en el trabajo y el que lo mantiene ahí sin hacer nada

¿Pero hay alguien “incompetente esférico”, es decir, que lo mires desde donde lo mires y le pongas donde lo pongas es siempre incompetente? Pues tanto no creo, cada uno sirve para algo y hasta para ser un vagabundo hay que saber manejar ciertas habilidades. Si de repente un asteroide acabara con todos los medios y recursos que tenemos, probablemente sería el más competente para sobrevivir en un mundo donde no habría de casi nada.

El problema suele surgir cuando uno se empeña en pedir peras al olmo. Por muchas ganas, fe y paciencia que le pongas a una gallina no te dará leche. Además, hay muchas personas con una notable incapacidad y falta de interés por aprender y mejorar. No todos quieren crecer o desarrollarse, hay gente que prefiere quedarse donde está haciendo lo que ya hace, y cuando la empresa necesita más de esa persona se convierte en incompetente por su incapacidad de evolucionar, de superarse, de dejarse ayudar, de auto exigirse o de hacer cosas nuevas.

¿Cómo detectarlos?

Es mucho más fácil de lo que parece, cuando tienes dudas de si alguien vale o no vale ¡esa es la señal! Con la gente normal y competente no hay dudas, y las ves funcionar desde el principio, y mejorar apenas les indicas lo que debe corregir para progresar. El incompetente nunca funcionó bien, y el verdadero problema a veces está más en quien se empeñó en no querer ver la realidad, en justificar lo injustificable y en quien no es capaz de reconocer que se equivocó eligiendo a esa persona.

El incompetente suele serlo hasta para reconocer el nivel de su incompetencia, por lo que difícilmente entenderá por qué no está rindiendo como se necesita. Lo grave es cuando hay dos incompetentes: el que no encaja en el trabajo y el que lo mantiene ahí sin hacer nada.

¿Qué debemos hacer con ellos?

Nadie nace sabiendo, pero después de dar la oportunidad si no mejora toca decidir. Por lealtad al equipo y a la empresa el buen jefe debe asegurarse de que están en el grupo los que aportan y merecen estar. Jardinero que no sabe podar, jardín que no triunfa.

Puede que suene incorrecto, pero la experiencia enseña que más vale una vacante que un incompetente. Con la vacante nos arreglaremos mientras buscamos al candidato idóneo, con el incompetente todos sufrimos y no se avanza.

En la vida nunca te arrepentirás de apartar de tu lado o del equipo a un incompetente

Eso sí, es clave estar seguros de que se han dado los pasos adecuados antes de tomar una decisión. ¿Le explicaste bien claro lo que debía hacer?, ante los primeros desajustes ¿Dedicaste tiempo a enseñar cómo se debía hacer? Tras los fallos reiterados ¿Corregiste de forma adecuada haciéndole saber lo que se necesita que haga y lo que no está cumpliendo?

Pues si todo eso se ha hecho, ya se tiene toda la fuerza moral para que busque su camino en otro sitio donde puedan encajar sus competencias, porque está claro que aquí no es. No funcionó, sin más, sin descalificar a nadie, se intentó y no puede ser.

¿Hay que ayudarles?

Hay que diferenciar a un incompetente por falta de conocimientos o experiencia de un incompetente por incompatibilidad con la empresa, el puesto o el equipo. En el primer caso la ayuda es obligada: al que no sabe, pero quiere, se le enseña y se le ayuda. Al que sabe, pero no quiere o ni sabe ni quiere aprender, hay que ayudarle, pero a salir cuanto antes. Ni es bueno para la persona seguir ahí, ni para el equipo, así que nos ayudamos todos dejando que encuentre su lugar en el mundo mientras damos la oportunidad a que venga quien sí será feliz rindiendo como se espera y nos hará felices a todos.

Si tienes a un incompetente en tu vida y te puedes librar de ella o él, no seas “el otro incompetente” que no se atrevió a hacer lo que debía hacer. En la vida nunca te arrepentirás de apartar de tu lado o del equipo a un incompetente, ¡pero sí de haber tardado demasiado en hacerlo!