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La innovación en todas las ramas del conocimiento es el resultado no solo de la creatividad e inspiración, sino de una respuesta manifestada por las personas de una sociedad cambiante con diferentes necesidades. De ese modo, se imprime el sello de imaginación que no solo le da función a un proyecto, sino que muchas veces lo convierte en una obra de arte. Esta es una pequeña muestra de la innovación hecha en Colombia.
Si bien es cierto que en materia de innovación, Colombia está por debajo de naciones que se destacan por el desarrollo tecnológico y grandes avances científicos, el país ha dado largos pasos en años recientes. De la mano de las entidades gubernamentales y empresas privadas, hoy en día existe mayor apoyo a emprendimientos innovadores que además de ser un aporte para el desarrollo colombiano son ideas creativas que imprimen una etiqueta nacional ante el mundo.
Las estrategias que ha realizado Colciencias junto con las Cámaras de Comercio, el apoyo del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y la voluntad de los empresarios para incentivar la innovación colombiana han demostrado ser efectivas en este campo. Se ha logrado apoyar a 176 empresas de todas las áreas del conocimiento entre 2011 y 2014, a través del programa de Gestión de la Innovación, cuyo objetivo fue implementar procesos de innovación para crear nuevos o mejores productos, servicios o modelos de negocio y, al mismo tiempo, fortalecer sus capacidades de innovación.
Hoy existe mayor apoyo a emprendimientos innovadores en Colombia: ideas creativas que imprimen una etiqueta nacional ante el mundo
Otra de las grandes apuestas son las alianzas que promueven la mentalidad y la cultura de la innovación empresarial y generan capacidades en las empresas que han tenido poca experiencia en este tema. Con este programa, entre el año 2011 y 2015, Colciencias logró llegar a 2298 empresas innovadoras.
Bajo este mismo contexto se han dado grandes pasos a través de pactos por la innovación. Así, hoy en día, existen varios casos de profesionales, emprendedores, diseñadores y creativos que están marcando un punto de referencia importante en el exterior. A continuación le presentamos algunos ejemplos que han traspasado las fronteras nacionales, para instalarse como soluciones en los más diversos territorios.
En una travesía y una búsqueda por construir su casa de manera práctica, amigable con el medio ambiente y renovable, Fernando Llanos, un caleño, músico empírico, se vio envuelto en una aventura que lo llevó a inventar los bloques de ladrillo hechos de plástico renovable, que hoy se convierten en una alternativa para la construcción sostenible en el mundo. Los bloques se obtienen por medio de un proceso llamado extrusión. Se derrite el plástico y se vuelca en un molde. Su creación inspiró el origen de Conceptos Plásticos, empresa que empezó desde hace cinco años, aproximadamente. El foco inicial fue solucionar el déficit de viviendas ubicadas en zonas de escasos recursos o que habían sido afectadas por calamidades. Este emprendimiento ha causado furor en el mundo, tanto así que competirá, junto con otras 27 empresas mundiales, en la convocatoria The Venture, auspiciada por Chivas Regal, que patrocina a los startups que generan un impacto social positivo con un millón de dólares. Para ganar el premio.
Montañas bajo ruedasColombia es un país que se ha destacado por su cultura rural donde el campesino cuenta con un papel crucial en la vida cotidiana nacional. De esa forma, Edgar Sarmiento, un diseñador industrial bogotano, ideó un vehículo rural para dos personas, pensando en las necesidades de los cultivadores colombianos. Su diseño denominado “El Arriero” ha conquistado el mercado vehicular de todo el mundo, en especial el norteamericano, tanto así que ocupó el segundo lugar en el concurso anual Michelin Challenge Design 2016, en el que participaron 875 ingenieros y diseñadores industriales de 68 países.
“El Arriero” se adecúa a zonas de difícil acceso o con accidentes geográficos marcados, y tiene un sistema de impulsión eléctrico en cada llanta, llamado hubmotor; que le permite al sistema tener partes independientes.
Margarita Matiz, una diseñadora colombiana de la Universidad Jorde Tadeo Lozano, asentada en Suecia, creó un refrigerador que se instaló en la Estación Espacial Internacional. Un proyecto similar a los de las películas intergalácticas, denominado FRIO (Freezer Refrigerator In Orbit), es el producto de su maestría en Artes en Estocolmo y hoy es un referente en el diseño industrial colombiano.
El proyecto, que contiene materiales específicos diseñados en la Nasa para cumplir con los requisitos interespaciales, pretende ofrecer un ambiente más humano a los viajeros espaciales a la hora de comer, al condensar todos los alimentos que son apropiados para consumir en el espacio.
La Luna, como le llamaban nuestros ancestros al periodo menstrual, ha sido un tabú durante millones de años. Un momento femenino que hay que esconder y por el que anteriormente, miles de mujercitas en el mundo, al no tener acceso a productos femeninos, se incapacitaban y descuidaban sus labores cotidianas, mientras el crudo ciclo pasaba. Con base en esta situación, sumado a que cada toalla higiénica desechable del mercado actual tarda 500 años en degradarse, la diseñadora industrial colombiana Diana Sierra revolucionó la Luna de millones de señoritas en el África. Echando mano de la cultura ancestral, diseñó una especie de toallas higiénicas hechas de tela que se pueden lavar y reutilizar. Así, esta colombiana ha cambiado el tortuoso momento de cada mes de las mujeres en varios países como Uganda, Malawi, Tanzania, Ruanda, Malí, Jordania, Marruecos, Islas Salomón, Georgia, Etiopía y Somalia.
Diana Sierra, como estos tres diseñadores y muchos más que cada día le imprimen su ingenio y pasión a cada invento que ponen en práctica, son el vivo ejemplo del empuje del profesional colombiano que cree en sus ideas, y que cuando echa a volar su imaginación, cambia las necesidades de millones de personas por sonrisas de agradecimiento y alegría.