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¿Ha oído hablar de crisis en las empresas?

Además de los múltiples sucesos del día a día a los cuales se les atribuyen las turbulencias en el mercado, caídas en ventas, eventual recesión, unido a factores de contexto tales como la globalización, presión por información inmediata, rápido cambio tecnológico y aumento de la competencia, cada vez más empresas se ven envueltas en situaciones que no saben cómo resolver.

En ese mar turbulento se encuentran hoy empresas de diferentes sectores económicos del país, como lo muestra la Superintendencia de Sociedades en su informe del mes de enero de 2018 (ver gráfico al pie del artículo).

Después de este panorama, nos dimos a la tarea de consultar: ¿Qué han hecho las empresas en la historia reciente de las crisis en Colombia?; ¿Es acabar las compañías la única alternativa?

Edgar Suárez Ortíz, socio fundador de Suárez Consultoría y Carlos Suárez Bohórquez, Director del área de Direccionamiento Estratégica, miembros de una firma interdisciplinaria que ha liderado reestructuración de compañías por más de 25 años nos explican: “Cuando los empresarios creen que el barco (su empresa) ya no tiene opciones para salvarse, aparecen en el panorama diferentes alternativas que pueden preservar la compañía como fuente generadora de riqueza, empleo y bienestar para la comunidad y los diferentes grupos que se relacionan con ella”.

Nos comentan que, a través de su experiencia, algunas compañías ignoraron su situación, especialmente las señales que les decían a gritos que algo no estaba funcionando. “Hay síntomas que ayudan a determinar que algo en la empresa no está andando bien: conflictos entre socios, administradores y acreedores; alto endeudamiento; obligaciones no atendidas con trabajadores, DIAN, Bancos, proveedores; baja rotación de cartera e inventarios y constantes problemas de flujo de caja son alertas que se deben tener en cuenta para analizar y enderezar el rumbo”, afirma el abogado.

¿Alternativas?

Hay muchas, nos explican que,  “dependiendo de cada empresa y de las decisiones de sus dueños encontramos: negar, huir, reestructuración Interna, Negociación Parcial con Acreedores, Venta Parcial de Unidades y/o Activos, Escisión, Fusiones y Alianzas; Acuerdos Privados, Validación Judicial de Acuerdos de Reorganización Extrajudicial (Art. 84 L 1116); Reestructuración mediante Ley de Insolvencia Empresarial  (L. 1116), Liquidación privada y/o judicial”.

En otras palabras el abogado nos dijo  “Siempre hay cartas que se pueden jugar, dependiendo del objetivo trazado, sin olvidar la revisión interna (productividad)  y externa  (competitividad) que están afectando directamente la operación del negocio y su viabilidad”.

En su experiencia, Edgar Suárez Ortíz ha evidenciado el aforismo griego, según el cual: “ningún mar en calma hizo experto a un marinero”, por esa razón, “si salvar el barco es viable, es posible que los grupos de interés relacionados con él, puedan ayudarlo a salir a flote, enderezar su rumbo y llegar a puerto seguro. Esos grupos – accionistas, empleados, proveedores, bancos, entidades estatales…”-, pueden realizar aportes significativos, sumando experiencias en estrategias y generando valor para construir una solución incluyente y benéfica”.

Definida la alternativa y la estrategia correspondiente, es fundamental apoyarse de expertos que vean de forma integral la solución y se conviertan en los mejores aliados de empresarios que creen en la viabilidad de su negocio.

De la mano de abogados especialistas en diferentes ramas y un equipo interdisciplinario acompañaran  a la empresa en la reingeniería del negocio, mejora de productividad y competitividad para presentar una “carta de navegación” confiable ante los ojos de sus acreedores, de tal forma que, obteniendo su apoyo, se pueda salvar la empresa y proteger los créditos y el patrimonio de sus accionistas y familias empresarias.

Finalmente, nuestros asesores nos explican cómo esos líderes empresariales, autocríticos, con capacidad de reinventarse y de convocar a sus trabajadores, proveedores y bancos, demostraron la validez de la máxima de Henry Ford, según la cual: “El fracaso es la mejor oportunidad para comenzar de nuevo y más inteligentemente”.

Narda V. Beltrán, Consultoría Empresarial Suárez Asociados

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